20 abril 2007

Usted no tiene una respuesta para mí

Almacén de madera abandonado. Diciembre de 2006 (Skrunda, Letonia).

Guerra es Paz
Libertad es Esclavitud
Ignorancia es Fuerza

Así rezaba el eslógan de 1984 y así es como sale a la luz mi consciencia cuando veo por televisión ciertas cosas. Ayer, Yojar iba a un plató, soltaba millones de estupideces discutibles en un despacho, hacía creer en la democracia y a cambio nos ofrecía dos horas y media de mentiras.

Me refiero al programa "Tengo una pregunta para usted, Señor X". Con la excusa de la democratización del pueblo, TVE saca el programita con esos "ciudadanos representativos de la sociedad". Entonces, ocurre un efecto tornado en el que dicho programa aparece en las radios, en los medios digitales, en los noticiarios... Más que representativo, se torna vomitivo. Al final, no queda otro remedio que enterarse de las vanas preguntas y aún peor, de las vanas respuestas de los políticos. El político cada vez más se convierte en un pequeño pastor de ovejas. Y las ovejas son gregarias, solo los leones marchan solo. Lo que pasa es que es muy difícil ser un león, porque hoy en día existe la magnun 44.

La semana convulsa, el espéctaculo servido: tiroteo universitario aliñado con el dichoso espacio... ¿informativo? El informativo TVE del viernes 20 de abril dedicó casi diez minutos a contar cómo los preguntadores habían llegado al programa y lo que allí hacían. A mí, sinceramente, me parece bien que la típica maruja de turno diga: "Ay, Conchi, ese que preguntó en la tele es mi sobrino... Mírale que guapo está". Pero también a mí, como estudiante de comunicación y encantador de serpientes me molesta que se dedique todo este tiempo a imágenes de gente en autobuses, peluquerías o en una mesa redonda. Esta vez, TVE volvió a ganar la batalla de las audiencias, pero no con las cejas de Zapatero, sino con la soez verborrea de ese títere que es Rajo y extorsiono. ¿Cuánto cobra? Qué más dará. La pregunta sería más bien, ¿cuánto roba? Y no solo por él, sino por todos.

En fin, esa reflexión es un tanto airada, pero lo que me mueve a hacerlo no es más que un poco de crispación por este tipo de producto. ¿Democratización, participación? Mejor dicho, teatro y ganancias. La perversión de la lengua llega a límites en los que hay que amputarla. No queda otra alternativa. Para los puntos de sutura, satirícese un poco todo lo que vea y añada mucha, mucha sal, para que escueza.

"En el futuro, todos seremos mundialmente famosos durante 15 minutos”. Andy Warhol

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