21 mayo 2008

Las bocas


La historia de cuatro bocas. Una boca saluda a otra. Da dos besos. Esta otra boca vuelve a saludar y da otros dos besos. Ya son cuatro bocas enfrentadas, con los labios sin código de barras. La comisura roza levemente la mejilla ajena y con un tambaleo acompasado, involuntario y candente, se desplaza a otra longitud de la cara. Así es como chocan cuatro bocas en dos, ocho labios en cuatro y cuatro fosas que se despiden en el papel, que se despiden en la vida, que se despiden en la oscuridad. Cuatro fosas bucales puestas como cuatro capullos de rosa.

Es un lunes y saludamos a la mañana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al fin me he dignado a pasar por tu jaula sin barrotes. Me gusta tu (no tan) nueva faceta de artista plástico, que amases las palabras con témpera e inventes iconos para lo que no puede pronunciarse. Sí, me gusta...

Peter Pánico dijo...

Eso es, una jaula sin barrotes, un cementerio de ideas.

Me gusta el que te guste mi gusto por lo plástico. Y ten cuidado, que en breve te encuentras un pajarillo que se revuelve entre tus manos.

Un besinho