25 mayo 2007

Memoria de seta

En Italia hay mucha fiesta Erasmus, chicas y chicos extravagantes por aquí y por allí. Francia es el corazón de Europa, cuna de muchos valores de la civilización europea. Alemania tiene a Hegel y a Kant, filosofía y derecho. Inglaterra tiene el inglés, recomendado en un mundo globalizado. Pero...“¿Por qué elegiste Lituania?” Esta era la segunda pregunta que hacían, después de que la primera fuera “¿A dónde te vas de Erasmus?”


Y ciertamente, ¿qué tiene Lituania? País pequeño, gris, donde hace frío, se come solamente patatas y coles, algunos edificios se caen, los cielos se tiñen de cuervos, el sol cuesta caro... En principio, no tiene ningún sentido marcharse a esas latitudes, excepto si uno sabe cómo convivir con la más ardiente memoria histórica.

Unos de los paisajes típicos de Lituania./ F. Cañadillas.

Lituania es un pequeño país que se sitúa al este de Europa. Tiene alrededor de 3’5 millones de habitantes y una superficie algo menor a la de Andalucía. La capital es Vilna y la segunda ciudad, Kaunas. Ha sido anexionada a Rusia en innumerables ocasiones y desde 1991, con la caída de la URSS, pasó a ser un estado independiente. Para el profesor Prazauskas, esta independencia “ha conformado la personalidad colectiva de los lituanos”, pues aunque han estado casi cuarenta años bajo la esfera rusa, el caso es que tanto el idioma como los ritos cotidianos son diametralmente opuestos a la de los rusos.

Baloncesto, catolicismo y cerveza, son las tres religiones existentes en el país

Son tres las religiones que se profesan en el país báltico. Por un lado está el baloncesto o krepsinys, deporte en el que los lituanos han sido una referencia a escala europea. En las olimpiadas de 1988, la mayoría de los jugadores que componían el equipo nacional de la URSS eran lituanos. Esto afirmaba en cierto modo el orgullo patrio contra la invasión soviética. Aún hoy, se puede hablar en los bares de las hazañas de Sabonis, Homicius o Marciulionis, ilustres encestadores.

La otra religión es el catolicismo. Los lituanos eran paganos, pero en la época medieval muchos clérigos llevaron este dogma hasta las entrañas del país y ahí se quedó enquistado. Sin embargo, aún conservan algunos ritos relacionados con la adoración de los bosques, las flores o los lagos.

Y la última religión es la cerveza. “La tradición la importamos de los alemanes y polacos, y se quedó aquí para ser una referencia cultural”, cuenta Jonas, que vive en uno de los Bendrabutis [residencia de estudiantes] de Kaunas. La verdad, con tanta lluvia, lo normal es quedarse en casa preparando cerveza casera...

Todo esto adornado por la lluvia. Lietuva [de la lluvia] es el nombre del país en lituano. Después del derrumbe comunista, todas las estatuas de los líderes también fueron barridas. Las mataron radicalmente, como mata una tromba de agua. En los últimos meses, se pueden recordar conflictos por la retirada de símbolos soviéticos, como los acaecidas en Estonia. No obstante, en Lituania, fueron confinadas al Gruto Parkas, o también denominado Stalinworld, una especie de parque de atracciones que recoge todas las estatuas. Allí, haciendo memoria del pasado yacen todas entre la lluvia y las setas.

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1 comentario:

jennivora dijo...

Cero cabezas pensantes?
Excelente artículo. Quiero leer más! Yo también me enamoré de Lituania, aunque sólo estuve un par de semanas.