La universidad, el idioma y la luz

“Esa es la universidad”, un dedo señalaba un edificio gigantesco, de hormigón, transmisión de poder. “Este es el salón de actos”, me decía Jurgita, la coordinadora de todos los Erasmus y a la que tanto deben los que en Kaunas pasaron este periodo. Desde luego, la influencia rusa se respiraba por las calles. Y la universidad no era la excepción. Edificios dibujados desde la lógica comunista del orden, con pasillos enormes e infinidad de plantas.
La Vytautas Didziojo Universitetas [Universidad Vytautas el Grande] era el centro de estudios. Se repartía en varias facultades desperdigadas por la ciudad. Una de ellas era la de Periodismo y Comunicación, en Laisves Aleja [Avenida de la Libertad]. La burocracia era estricta y el nivel de las clases se adaptaba a los medios. A veces no funcionaba el ordenador porque se habían mojado los cables... Pero eso ocurría testimonialmente. Por lo demás, se estudiaba con más silencio que en España...
Una pala quitanieves. / P.A. Vizcaino
El silencio, a veces se percibía como el propio idioma. Según el profesor Prazauskas, “los lituanos habían sido desde siempre secos, de estas culturas que se sientan junto al fuego y simplemente lo miran”. Y aunque el carácter sea seco y un tanto huraño, las raíces del lituano se encuentran en la frontera entre la India y Pakistán.
Según contaban, es el idioma más antiguo del mundo e incluso Zamenhoff, creador del esperanto, había estado viviendo en Kaunas con el fin de profundizar sus estudios. La recomendación para todo extranjero es conocer un poco la lengua. El inglés es hablado por una mayoría joven, sin embargo, el viejo de setenta años lo único que entenderá será lituano o ruso.
En agosto, amanece a las cuatro de la mañana y el sol se pone a las diez de la noche. Total: 17 horas de luz. El astro rey está bien cerca de Lituania y la adormece y calienta. “Labas rytas [buenos días]”, saluda con voz seca el portero de la residencia de estudiantes. Y en realidad sí hace muy buen día. Sin embargo, a medida que avanza el año, el rayo de sol se cotiza a la alza. En febrero, amanece a las ocho y anochece a las dos de la tarde. Total: cuatro horas de luz. Una luz tenue, que araña la vista y confunde el paisaje. Se sabe que es invierno porque ya los cuervos han migrado y no existe noche, sino oscuridad.
1 comentario:
Me gusta tu blog, lo he encontrado de casualidad. Yo hice un Erasmus-Leonardo en Vilnius, estuve de prácticas de empresa en los estudios de cine, y vaya recuerdos. Si tienes oportunidad te recomiendo que visites Nida, nosotros alquilamos una casita de madera justo delante del mar que era preciosa, y todo pagado por la Unión Europea! Un sueño, que recuerdos.. Disfruta del verde i del aire puro, a mi me enamoró y lo añoro muchisimo.
Aida
Publicar un comentario